BUEN CEREBRO, LARGA VIDA

“Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23 NVI)

Por el paso de los años y con seguridad por alguna lesión o accidente, el cerebro puede deteriorarse hasta extremos de inutilizar el cuerpo o hacer penosa la existencia. Sin embargo, como noticia esperanzadora, podemos afirmar que el mismo cerebro puede contrarrestar o alargar la lucidez mental a pesar del transcurrir de los años o compensar el daño de lesiones o accidentes cerebrovasculares. Lo puede hacer a través de un mecanismo llamado “reserva cognitiva”.

Harvard Health Publishing, la publicación de la Escuela de Medicina de Harvard en el artículo What is cognitive reserve?, define a la reserva cognitiva, como la capacidad de nuestro cerebro para improvisar y encontrar formas alternativas de hacer un trabajo. Porque el cerebro posee mecanismos de plasticidad, basados en factores genéticos, que permiten que haya una compensación cuando sufrimos, por ejemplo, una lesión o un traumatismo.

La reserva cognitiva, está más relacionada con la capacidad del cerebro para generar nuevas neuronas, con la fortaleza de la sinapsis, con «el hardware del cerebro», con su estructura. Sin embargo, ésta, se va acumulando a través de nuestras actividades diarias y tiene más que ver con la actividad cognitiva que se ha desarrollado desde que se nace. En otras palabras, la combinación de lo que tengas en tu reserva cerebral y en tu reserva cognitiva determinará cómo el cerebro se enfrentará a las lesiones o a las enfermedades neurodegenerativas.

Con razón, el sabio Salomón, cuando aconseja el cuidado del corazón, porque de él emana la vida, se está refiriendo al cerebro y a la reserva cognitiva. La palabra “corazón”, viene de la raíz hebrea lēb y apunta al centro vital y afectivo de la vida que es el cerebro. Entonces si tenemos una reserva cerebral y cognitiva significativa, podremos enfrentar cualquier deterioro o accidente neuronal, y también cualquier tentación certera que ataque nuestra fe y estilo de vida que le agrada a Dios.

No obstante, dos preguntas “caen de maduras”: (1) ¿cómo puedo crear esa reserva cognitiva que sea lo suficientemente grande y sólida, que pueda fortalecer las redes del cerebro para contrarrestar el deterioro cerebral por causa de la vejez o lesiones neurodegenerativas?, (2) ¿cómo puedo crear una poderosa reserva cognitiva que enfrente con éxito las tentaciones o la tendencia a vivir en contra de la voluntad de Dios?

La respuesta para estas dos preguntas está en mantener la mente activa. Específicamente para la primera pregunta, el Centro de Diagnóstico e Intervención Neurocognitiva de Barcelona, indica algunas prácticas para tener una mente activa, y por ende acumular más reserva cognitiva:

  • Leer, ya que estimula no sólo la atención y la concentración, sino la memoria y el lenguaje.
  • Aprender algo nuevo, pues al hacerlo no sólo hay un estímulo cognitivo y una adquisición de recursos y herramientas nuevas, «sino que de forma paralela genera nuevas conexiones sinápticas que favorecerán la plasticidad cerebral frente los cambios que se puedan dar en un futuro».
  • Llevar una vida social activa.
  • No dejar de jugar, ya sea juegos de mesa, completar crucigramas o las diferentes alternativas que se encuentran en internet. Lo clave es que «nos permiten trabajar capacidades como la organización, la planificación, toma de decisiones o la iniciativa, por ejemplo».
  • Cambiar rutinas. Aunque las rutinas le dan estabilidad a nuestra vida, «automatizar actividades disminuye la activación cerebral puesto que cuando repetimos tareas el aprendizaje disminuye y la activación cerebral cada vez es menor». Así que, en ocasiones, bien vale la pena romper algún hábito.

En relación con la segunda pregunta, la respuesta va también en el sentido de la primera, a saber:  

  • Leer y estudiar la Biblia todos los días, no solo estimula la atención, concentración, memoria y el aprendizaje de algo nuevo, sino aumenta nuestra reserva de fe y fortalece nuestra defensa contra las tentaciones de una vida pecaminosa.
  • Orar regularmente cada día, crea dependencia en Dios y fortalece nuestra confianza en Él.
  • Ir regularmente a la iglesia y participar de las actividades que ella ofrece, teje una red de apoyo espiritual, a la vez que permite llevar una vida social activa.
  • Enseñar las verdades bíblicas a otras personas, permite desarrollar empatía y amor cristiano por otros, a la vez que refuerza la cognición bíblica y también vida social activa.

Apreciado(a) compañero(a) de fe, los seguidores de Jesús no solo practican los consejos a la primera pregunta, sino les dan mucho énfasis a las recomendaciones de la segunda. Como la experiencia de un miembro de iglesia muy activo. En la semana no era raro encontrarlo trotando por las mañanas o manejando bicicleta por las tardes. Tampoco era extraño verlo entrando muy puntual al templo en los días de culto o enseñando la Biblia los sábados de tarde. Un día alguien le preguntó por el ritmo de vida que llevaba y él respondió esto: “En la semana cuido mi cuerpo para esta tierra, y en los días de culto en la iglesia y en mi rincón de meditación en mi casa, cuido mi cuerpo para la eternidad”.

Me gustaría que almacenes mucha reserva cognitiva que te haga vivir plenamente en esta tierra y te prepare para encontrarte con Jesús, y las mejores palabras que tengo para resumirte lo que escribí son estas: “Por sobre todas las cosas cuida tu corazón, porque de él mana la vida”. ¿Qué piensas?… ¿qué decides?///////////.

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