BRAZOS DE ORO

Pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado.” (1 John 1:7, NVI)

James Harrison, acaba de cumplir 81 años, y hace algunas semanas atrás hizo su última donación de sangre, porque ya ha superado la edad límite para ser donante. Pero quizás este evento podría pasar desapercibido sino fuera porque lo conocen como el hombre del «brazo de oro» y que ha salvado a 2,4 millones de bebés. Esta es su historia.[1]


Cuando James tenía 18 años fue sometido a una cirugía mayor. Era 1951 y los médicos descubrieron que tenía «sangre salvadora». Encontraron que la sangre de este australiano contenía un raro anticuerpo con el cual se podía crear un tratamiento para salvar vidas. Más específicamente, vidas de bebés que sufren la enfermedad hemolítica del recién nacido o EHRN.

La enfermedad hemolítica o EHRN del recién nacido es un trastorno en el que la madre durante el embarazo produce anticuerpos en la sangre que destruyen los glóbulos rojos del feto. Esto ocurre cuando la madre y el bebé tienen tipos de sangre diferentes, la mayoría de los casos se producen cuando la madre tiene sangre Rh- (Rh negativo) y el feto sangre Rh+ (Rh positivo), heredada del padre. La enfermedad no causa ningún problema a la madre pero sí puede conducir a que el bebé se vuelva anémico, se perjudique su desarrollo, padezca ictericia y en ciertos casos muera.

No obstante, durante los 1950, los científicos habían descubierto que un anticuerpo llamado globulina hiperinmune Rh (RhIg), conocido en Australia como Anti-D, podía utilizarse para crear un tratamiento para la EHRN, incluso antes que nacieran. James, tenía en su sangre, en grandes cantidades, ese raro anticuerpo o Anti-D que podía salvar la vida de los bebés con esa enfermedad.

Entonces Harrison se dedicó a donar sangre y plasma de forma regular y lo ha hecho durante más de seis décadas. Incluso se le conoce como «el hombre con el brazo de oro». El Servicio de Donación de Sangre de la Cruz Roja Australiana calcula que Harrison, en el curso de su vida, ayudó a salvar la vida de unos 2,4 millones de bebés.

Sin embargo, esos 2,4 millones se quedan cortos porque existe una mejor “sangre salvadora”, en los “brazos de oro” de Jesucristo, que puede salvar del pecado a miles de millones. El pecado, como enfermedad terminal, ha desfigurado la Creación perfecta de Dios, condenando al ser humano a morir dolorosa y lentamente, masacrando su amor, paciencia y esperanza. Lo perturbador es que el hombre no es consciente del origen de sus dolores, solo los siente y los soporta, porque el pecado también bloquea cualquier intención de sanidad, de tal forma que la víctima crea que su sufrimiento es la vida normal que le tocó vivir.

Esa sangre sanadora, puede salvarte a ti, a mi, a tu familia, a mi familia, a los que amas, a los que amo, a toda la humanidad. El profeta Juan afirma que la sangre de Jesucristo “nos limpia de todo pecado”.

entiendes 3Cuando hablamos de la sangre salvadora de Jesús, la explicación mas sencilla puede partir de Romanos 6.23: “la paga del pecado es la muerte…”. Definitivamente, el resultado del pecado y sus manifestaciones es la muerte, sin mencionar todo el proceso degenerativo y doloroso que debe pasar el que la lleva. Así como los bebés nacen con EHRN y están condenados a sufrir las consecuencias de su enfermedad, el ser humano nace en pecado y propenso a padecer todas sus consecuencias. No obstante, tomando la ilustración de James, la sangre de Jesús tiene un anticuerpo que puede neutralizar el pecado y destruirlo.

La mejor explicación de todo esto lo encontramos en el ministerio del santuario terrenal explicado en la Biblia, específicamente el las ceremonias de limpieza del pecado, donde la sangre de un cordero era la medicina redentora para aliviar los efectos del pecado. Sin sangre no podía haber solución al pecado, porque éste demandaba un pago, porque no existe pecado gratis o actos pecaminosos que no pasen la cobranza. El pecado cobra un alto pago y la paga es sangre, pero no cualquiera, una especial, y esa sangre salvadora estaba solamente en los brazos de oro de Cristo. Con razón cuando Juan el Bautista vio a Jesús que se acercaba a las orillas del río Jordán, miró la solución al pecado: “Aquí tienen al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”.[2]

Conociendo el tema de la sangre sanadora, el apóstol Pablo no termina Romanos 6.23 con la consecuencia final y triste del pecado, sino con la medicina: “… pero el regalo de Dios es vida eternal en Cristo Jesús”. El regalo es la sangre redentora, la única medicina contra el pecado.

vlcsnap-2015-05-18-11h17m09s154Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, James Harrison no tenía ni idea de la sangre especial que llevaba en sus brazos, aunque si sabía que su sangre era limitada, pero Jesús si sabe de la sangre que lleva y los alcances infinitos que tiene, por eso sus brazos de oro se abren para invitarnos a vivir en su luz, y esto es, aceptarlo, seguirlo y obedecer sus preceptos.

Si aceptas a Cristo y vives bajo su gracia, estarás colocando en tu torrente sanguíneo espiritual la dosis exacta de medicina que haga frente a las consecuencias dolorosas del pecado, y cada vez que reafirmas tu compromiso por Él, aseguras que la dosis sea continua y te garantice la sanidad definitiva cuando Él regrese por segunda vez.

Juan ya lo dijo: “Pero si vivimos en la luz, así como Él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado”.////////////////

firma 2017 1

Desde mi rincón de poder… un poquito antes del retorno de Jesús…

Ubícame en mi web site: www.poder1844.com o en el Facebook: http://www.facebook.com/poder1844, o en Twitter: https://twitter.com/joesaa (@joesaa)

 

__________________________________

[1]https://www.nytimes.com/2018/05/14/world/australia/australian-blood-donor.html

[2]Juan 1.29

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *