BENDICIONES

“¡Gracias al Dios de tu padre, que te ayuda! ¡Gracias al Todopoderoso, que te bendice! ¡Con bendiciones de lo alto! ¡Con bendiciones del abismo! ¡Con bendiciones de los pechos y del seno materno!” (Génesis 49:25 NVI)

Los que hemos aceptado a Cristo y lo consideramos nuestro Dios y Salvador, somos las personas más bendecidas. Si por un momento nos detendríamos y cerráramos nuestros ojos para recordar todas las bendiciones que hemos recibido de Dios, estoy seguro que pasaríamos un buen tiempo en silencio, y quizás dejando escapar sonrisas de satisfacción. No podemos negar que somos personas bendecidas y que en nuestra vida se cumplen las promesas de bienestar y vida de abundancia, cómo lo expresó Jacob, cuando se refirió a José, a quién lo calificó cómo retoño fértil, y le recordó que todo lo que tenía era por gracia del cielo.

En la Biblia la palabra “bendición” viene del término hebreo “Barak” y se utiliza en dos sentidos. “Por un lado, ‘el menor es bendecido por el mayor’ (He. 7:7). Este acto en que la persona que bendice es superior a la bendecida, supone un beneficio para esta última que le vendrá más allá de las simples palabras o, por lo menos, un privilegio. Así, Dios bendijo a Abraham (Gn. 22:17). Por el otro, el menor puede ‘biendecir’ del mayor, en cuyo caso este último lo que recibe es alabanza. Así, el siervo de Abraham bendijo a Dios (Gn. 24:27). Otro uso consiste en expresar con la palabra el deseo de que Dios beneficie, sea propicio o prospere a una persona. David ‘bendijo al pueblo en el nombre de Jehová’ (1 Cr. 16:2). También se usa la palabra para expresar acción de gracias”.[1] Sin embargo un concepto más resumido, dice que es una “invocación del apoyo activo de Dios para el bienestar y la prosperidad, o el recibimiento mismo de estos bienes”.[2]Es decir, todo lo que nos beneficia y prospera debemos considerarlos bendiciones de Dios.

Mi amigo (a) ¿puedes recordar todas las cosas que Dios ha hecho por ti?, quizás no todas, son muchas, son incontables; sin embargo, hoy podemos recordar la promesa de Dios: “El SEÑOR bendecirá tus graneros, y todo el trabajo de tus manos. El SEÑOR tu Dios te bendecirá en la tierra que te ha dado”.[3] Y por otro lado reconocer que  todo el bienestar y prosperidad es por gracia de Dios. Elena de White dice: “¡Cuán plenas y amplias son las bendiciones que se derraman sobre los que quieren acudir a Dios en nombre de su Hijo! Si están dispuestos a cumplir las condiciones señaladas en su Palabra, les abrirá las ventanas de los cielos y derramará sobre ellos bendición hasta que sobreabunde”.[4]

Deseo con fervor que hoy sea un día de muchas bendiciones para ti.

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] Alfonso Lockward, Nuevo Diccionario de la Biblia. (Miami: Editorial Unilit, 2003), 155.

[2] Wilton M. Nelson y Juan Rojas Mayo, Nelson Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, electronic ed. (Nashville: Editorial Caribe, 2000, c1998).

[3] Deuteronomio 28:8 NVI

[4] Cada día con Dios, 28 de noviembre

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