ATRAPA A TU MOSCA
“Las moscas muertas apestan y echan a perder el perfume. Así mismo pesa más una pequeña necedad que la sabiduría y la honra juntas” (Eclesiastés 10:1 NVI).
Con seguridad puedo afirmar que alguna vez has escuchado la siguiente frase, en relación a un acto de pequeña debilidad o vulnerabilidad que terminó en ruina: “su talón de Aquiles”.
Aunque la frase “talón de Aquiles” es una expresión popular figurativa, todos tenemos un talón de Aquiles literal, aunque a la verdad, son dos. Estos son bandas resistentes de tejido fibroso que conectan los músculos de la pantorrilla con el hueso del talón. Cuando los músculos de la pantorrilla se flexionan, el tendón de Aquiles tira del talón y ese es el movimiento que nos permite estar de puntillas al caminar, correr o saltar.
Sin embargo, en el contexto figurativo, la expresión «talón de Aquiles» para aludir al punto débil de una persona o cosa, se lo debemos a la maravillosa imaginación de los Antiguos Griegos.
Aquiles, fue el más grande de todos los héroes griegos de la guerra de Troya, y aunque hay varias versiones de su historia, todas las profecías marcan su vida, incluso antes de nacer.
Tetis, su madre, era una ninfa o diosa del mar de quien se habían enamorado Zeus, el rey de los dioses, y Poseidón, el dios del mar, quienes estaban haciendo hasta lo imposible para conquistarla. Una versión cuenta que Tetis rechazó a los dos dioses y Zeus se enfureció tanto que decretó que jamás se casaría con uno.

Otra dice que Temis, rechazó a ambos dioses, porque estaba escrito «que la diosa del mar tendría un hijo principesco, más fuerte que su padre, que empuñaría otra arma en su mano más poderosa que el rayo o el tridente irresistible». En otras palabras, el hijo que tuviera la ninfa llegaría a ser más magnífico que su padre, algo que no le alegraría a ninguno de los dos dioses del Olimpo.
Enterado de esto, Zeus quedó tan preocupado que se aseguró de que Tetis se casara con un hombre mortal para que su hijo no pudiera nunca desafiar el poder divino. El elegido fue Peleo, que muy aparte de ser piadoso y digno de acostarse con una diosa, era un mortal, así que no podía engendrar un hijo inmortal, y por magnífico que llegara a ser la criatura, su grandeza tendría fin.
La decisión del matrimonio, no le alegró a Tetis, quien no se resignaba a aceptar que algún día a su hijo sería tan cruelmente arrebatado por la despiadada Muerte, algo que, a ella, por ser una diosa, no le ocurriría.
Así que hizo todo lo posible para evitarse el dolor más grande que puede sentir una madre, perder a su hijo. Una versión señala que Tetis se llevó a Aquiles al río Estix, que marcaba el límite entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Para hacerlo invencible, invulnerable e inmortal, la diosa sumergió a su bebé en las aguas del río, cuyo nombre styx significa «estremecimiento» y expresa repugnancia por la muerte. Pero, la única parte del cuerpo de Aquiles que permaneció vulnerable fue su talón, pues fue de ahí que Tetis lo sostuvo al bañarlo en las mágicas aguas.

No obstante, pese al heroísmo, fuerza y camaradería de Aquiles, parece que la profecía de su muerte se iba a cumplir. Varias fuentes cuentan el final de este héroe mitológico, pero la más conocida, asegura que fue el dios Apolo -quien apoyaba a los troyanos- el que guió la flecha hacia su punto vulnerable: el talón, la parte que no se sumergió en el río styx.
Aquiles, era fuerte, decidido y valiente, pero tenía una pequeña zona vulnerable, y por allí llegó su triste final. El talón mortal del casi inmortal Aquiles ilustra perfectamente la enseñanza de las moscas muertas que malogran el perfume: La ruina de un ser humano, llega por esas pequeñas zonas vulnerables de la vida. El autor del libro de Eclesiastés habla de esas pequeñas necedades, que oscurecen la sabiduría y las buenas intenciones.
¿Cuál es la mosca de va a malograr tu perfume?, ¿cuál es esa pequeña necedad que va a traer ruina a tu vida? Para algunos, puede ser un pequeño vicio, un pequeño mal hábito, un “pecadillo” insignificante o una decisión lejos de los principios de la Biblia.
El peligro de las pequeñas necedades es justamente su pequeñez: pasan desapercibidas, no le hacemos caso, como una pequeña cápsula de cianuro, o una gota de veneno de una cobra.
Asimismo, el que conoce perfectamente «la desgracia de las moscas muertas» es Satanás, por eso siempre nos ataca en las pequeñas zonas vulnerables de nuestra vida. Él no hace tentaciones al por mayor, lo hace a la medida de nuestros puntos débiles. Cómo la experiencia de un amigo preso en el alcohol que gemía lleno de angustia: “Si el diablo viniera a sugerirme que vayamos a una cantina a tomar, yo lo agarraría a golpes y lo sacaría de mi vida, pero como el vicio viene en una pequeña botella de cerveza helada, no puedo resistirme”. O como otro joven que me contaba en un mensaje de texto: “El día que decido dejar de ver películas pornográficas, ese día aparecen muchos amigos que me ofrecen más películas y me sugieren verlas”.
Mi apreciado(a) compañero(a) de fe, atrapa a tu pequeña mosca antes que caiga en el perfume de tu vida, y la arruine. Fuiste llamado a oler bien, y que la gente se sienta atraído por tu olor grato, pero las moscas hacen heder el mejor perfume. ¿Qué piensas?… ¿qué decides?///////////.
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