ASOMBROSO
“Así dice Dios, el Señor, el que creó y desplegó los cielos; el que expandió la tierra y todo lo que ella produce; el que da aliento al pueblo que la habita, y vida a los que en ella se mueven” (Isaías 42.5, NVI)
La ciencia está sorprendida y alborotada, porque “a las 17.03 hora peninsular española, exactamente a la hora prevista, la sonda Philae ha marcado un hito sin precedentes en la historia de la exploración del espacio: ha aterrizado en la superficie del cometa 67P/Churyamov-Gerasimenko, viajando por el Sistema Solar a 510 millones de kilómetros”.[1]
“La sonda se desprendió siete horas antes de la nave Rosetta, que está dando vueltas al cometa, e inicio la caída hasta el suelo, hasta un lugar bautizado Agilkia. Nunca hasta ahora se había intentado el descenso del robot de un cometa, hasta que esta misión de la Agencia Europea del Espacio (ESA) se lo propuso hace más de 20 años. La señal del aterrizaje llegó al centro de control de la ESA en Alemania y a los dos centros de la nave (en Toulouse, Francia) y de la sonda de descenso (en Colonia, Alemania). En el centro científico de la agencia, ESAC, junto a Madrid, más de 200 personas que abarrotaban la sala principal estallaron en un largo y eufórico aplauso, igual que en los centros de control. Era una operación de alto riesgo que ha acabado con éxito”.[2]
El director general de la ESA Jean Jacques Dordain, no menos emocionado, no ha ahorrado pasión. «Es un gran paso para la civilización». Con sentido del humor ha añadido, en los primeros minutos tras el aterrizaje que «el problema del éxito es que parece fácil», pero no lo es. «Hace falta mucho conocimiento, mucha dedicación, para lograrlo», destacando la labor realizada, durante más de dos décadas, «por los expertos europeos y en colaboración con nuestros socios».
El hombre queda asombrado cuando ve grandes avances tecnológicos, especialmente fuera de las fronteras de nuestro planeta. Sin embargo, las proezas humanas se ven ridículas frente al poder de Dios. Basta solo ver que después de 20 años de intentos, por primera vez algún vestigio humano pisa un cometa, porque ni siquiera, después de la luna, algún pie humano se ha sentado sobre alguna otra superficie fuera de la tierra. Además, no pasemos por alto el hecho que este evento se realiza a pocos kilómetros de nuestras cabezas, porque ni siquiera hemos llegado a las fronteras de nuestra galaxia, a las justas y con mucho esfuerzo alguno objeto humano ha tocado Marte. Por eso las obras de nuestro Creador son asombrosas, “el que creó y desplegó los cielos; el que expandió la tierra y todo lo que ella produce; el que da aliento al pueblo que la habita, y vida a los que en ella se mueven”, es el que no necesita mucho tiempo, ni pruebas preliminares, para hacer conforme a su voluntad. La Biblia resalta que “por la palabra del SEÑOR fueron creados los cielos, y por el soplo de su boca, las estrellas”,[3] sin duda, dijo y así fue hecho, Él ordenó y todo salió cómo lo dijo.
Asombrosas son las obras de Dios, “no es por causa de un poder inherente que año tras año la tierra produce sus frutos y continúa su movimiento alrededor del Sol. La mano de Dios guía a los planetas y los mantiene en posición en su marcha ordenada a través de los cielos. Es gracias a su poder que el verano y el invierno, el tiempo de sembrar y el de cosechar, el día y la noche se siguen uno a otro en sucesión regular. Es por medio de su palabra que florece la vegetación, y que aparecen las hojas y las flores llenas de lozanía. Todo lo bueno que tenemos, cada rayo de Sol y chaparrón de lluvia, cada bocado de alimento, cada momento de la vida, es un regalo de amor”.[4]
Si hay alegría y regocijo por una hazaña humana, cuanto más alegría y gratitud debería haber en nuestro ser por tantas cosas que Dios ha hecho, hace y está pronto a hacer en nuestra vida. Solo miremos a atrás y reconozcamos que la mano del Creador ha ido sosteniendo nuestra existencia, y que su misericordia ha sido muy generosa con nuestra fragilidad humana. Las experiencias pasadas, deben servirnos para vivir cada día con esperanza, que aunque no comprendamos tantas cosas, tengamos la certeza que su mano poderosa está creando hechos asombrosos para nuestra vida.
Mi apreciado(a) amigo(a), Dios es poderoso y sus obras son asombrosas, Él creo todo lo que nos rodea y lo sustenta. Su amor por sus criaturas no tiene anchura, altura, profundidad, ni volumen que puede ser medido, y ese amor es aún más especial por ti y por mí. Vive agradecido y sorprendido por lo que tienes y por lo que te ha dado. No pierdas la razón buscando explicaciones a lo que no sabes, ni controlas, solamente confía en el Creador que todo lo que hace es asombroso, y prepárate que Él no dejará de asombrarte.//////.
Desde mi rincón de poder…y un poquito antes del retorno de Cristo…
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[1] http://elpais.com/elpais/2014/11/12/ciencia/1415783035_165286.html
[2] Ibid.
[3] Salmo 33.6, NVI
[4] Elena G. de White, El discurso maestro de Jesucristo, ed. Aldo D. Orrego, Tercera edición. (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2010), 70–71.