AL DESCUBIERTO (miércoles 08 de febrero de 2012)

“No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad” (1 Juan 2:21 NVI)

Ninguna mentira procede de la verdad, por lo tanto los falsos maestros no tienen relación con la verdad, porque su naturaleza mentirosa solo puede engendrar falsedad y confusión. Asimismo, estemos alertar porque los ataques más peligrosos no vienen de afuera, sino de adentro; y los agentes internos son más peligrosos y feroces porque algunos actúan a propósito y otros proceden sin saber que son instrumentos del enemigo.

Para estar prevenidos de los ataques internos, es necesario saber quiénes son los lobos rapaces. Ellos pueden confundir, persuadir, y arrastrar a la iglesia fuera del camino que conduce al cielo. Su arma principal es la mentira, sin embargo la mentira puede ser presentada de tres formas: (1)Mentiras convincentes (2) verdades a medias , o (3) nada de verdad, nada de mentira.

La primera forma de presentar la mentira es maquillándola, poniéndole música y colores. Hay mentiras que son presentadas en formas tan convincentes que hasta parecen verdad. Son presentados con pasión, lágrimas y texto bíblicos que convencen y persuaden.  Pero no dejan de ser mentira aunque  deslumbren.  Cómo en el caso de Eva, que se dejó llevar por los colores y la luz de una mentira: “Muy pronto se encontró extasiada, mirando con curiosidad y admiración el árbol prohibido. El fruto era bello, y se preguntaba por qué Dios se lo había vedado. Esa fue la oportunidad de Satanás. Como discerniendo su pensamientos, se dirigió a ella diciendo: «¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?»,[1] Dios no había dicho eso, pero la fiesta que rodeaba la mentira era atractiva y convincente. La tragedia de muchos cristianos es pensar que la naturaleza de la mentira es indeseable y que su presentación de calidad inferior, e ignoran que el éxito de la mentira es presentarlo radiante y exquisito.

De la misma forma, dentro de la iglesia muchos falsos maestros vienen enseñando con convicción mentiras descaradas pero maquilladas, cómo que el espíritu Santo no es Dios,  que la salvación requiere del esfuerzo humano, que los espíritus de los muertos se van al cielo o al infierno o que ese asunto del espíritu de profecía es puro cuento. Mentiras y más mentiras.

Porque a Dios “…los labios mentirosos le son abominación… Aferrémonos a la veracidad con mano firme, y sea ella parte de nuestra vida. Practicar el disimulo y jugar al tira y afloja con la verdad, para acomodar los planes egoístas de uno, significa provocar el naufragio de la fe”.[2]

Mi amigo(a), estemos atentos, que la luz perturbadora de la mentira no nos enceguezca hasta llevarnos por caminos peligrosos. Tengamos cuidado de no comer “frutos prohibidos” al verlos maduritos, olorosos y aparentemente deliciosos. Escuchemos a Juan: “No les escribo porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de la verdad”.

Sin embargo si estás mentiras son peligrosas, hay otra forma en que la mentira se presenta,  que es de temer, mucho más letales y de esas abundan muchas en la iglesia. ¿Cuál es esa otra forma?, buena pregunta.

Pr. Joe Saavedra

Desde la línea de batalla  y un poquito antes del retorno de Cristo…

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[1] Conflicto y valor, 9 de enero

[2] Hechos de los apóstoles, capítulo 7

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