AL BLANCO (martes 23 de agosto de 2011)
“Lávame de toda mi maldad y límpiame de mi pecado” (Salmos 51:2 NVI)
El término “pecado” es muy común en los ámbitos bíblicos. Incluso, creo yo, es la primera palabra que un cristiano aprende. Algunas afirmaciones como: “no hagas eso porque es pecado” o “no peques más”, son repetidas en sermones, consejos y llamados. Sin embargo, muchos repiten esa palabra y no saben a cabalidad de qué se trata. Pecar no es simplemente portarse mal o hacer cosas incorrectas, es más que esto.
La Biblia, específicamente el Antiguo testamento, “utiliza varias palabras que se traducen como pecado. [1] Entre ellas están los términos het y hatta’a (pecado, pecador), que tienen el sentido de fallar, de algo que no logra su meta (Jueces 20:16). Encierra también el sentido de apartarse de lo que es la norma (Génesis 40:1)… Muchos otros términos hebreos se aplican con el sentido de p., pero con un énfasis que en castellano se identifica con los vocablos confusión, iniquidad, culpa, transgresión, rebelión, etcétera”.[2]
“En el NT… la palabra que más se utiliza es amartia, equivalente a p., y que tiene un primer sentido semejante al del AT en cuanto a que significa fallar, perder la marca, apartarse de la norma, no llenar el “estándar”.[3]
Entonces, el concepto más cercano de “pecado” tiene el sentido de fallar, de “no darle al blanco”, en otras palabras es “cualquier desviación de la voluntad revelada de Dios: ya sea no hacer lo que Él ha ordenado definidamente, o realizar lo que específicamente ha prohibido”.[4] Y esto no se refiere solamente a actos errados sino a la acción misma de errar, a la condición en el cual una persona vive separado de Dios.
Y el pecado “en el ser humano es una consecuencia de su inevitable pero innecesaria renuencia a confesar o reconocer su dependencia de Dios; a aceptar su finitud, como criatura de Dios; y a admitir su inseguridad aparte de Dios. Esta renuencia lo enreda en un círculo vicioso, que termina por acentuar o dar mayor fuerza a la inseguridad de la que quiere escapar”.[5]
Mi amigo(a), hoy es el día de entender que el pecado es una condición de vida apartada de Dios, y allí todo falla, todo es camino de muerte. Pídele al Señor este momento que te lave los pecados, que te limpie de las impurezas, que te saque de la condición en que te encuentras y te coloque en el camino de aciertos cuyo fin es la vida eterna. Hoy podemos reconciliarnos con Dios.
Pr. Joe Saavedra
Desde mi rincón de poder y un poquito antes del retorno de Cristo…
Ubícame en facebook como: Joe Saavedra, y en twitter como: @joesaa